sábado, 3 de diciembre de 2011

Ritmo







Es posible que haya sido una cuestión de los evangelistas, siempre ávidos por legislar a partir de sus propias (malas) interpretaciones. Y así como de la vaga frase de San Pablo acerca de que "las mujeres en la iglesia callan" se dedujo que no debían cantar, de la condena de Theodor Adorno a lo que pudiera asociarse con el primitivismo (condena bastante comprensible en el contexto del crecimiento –y el auge popular, conviene no olvidarlo– del nazismo) se desprendió una de las líneas rectoras de la música de mediados del siglo pasado: aquella que de la explosión del ritmo, en los comienzos del siglo, dedujo su abolición. Es decir, la creación de música que licuara al extremo cualquier sensación de pulso o acentuaciones regulares (incluso en su irregularidad). Podían pasar dos cosas y sucedió la peor. La que podría denominarse como Línea Stravinsky quedó condenada al ghetto de los pintoresquistas y los nacionalistas de poca monta. Más allá de que no estaría demás volver a escuchar con otros oídos mucha de la obra de Leonard Bernstein, Aaron Copland, Heitor Villa-Lobos o Alberto Ginastera, lo interesante es la reaparición del ritmo en compositores tan disímiles como John Adams, Martín Matalón, Jan Maresz, Heiner Goebbels o, desde ya, Louis Andriessen, quien además funciona como una especie de gurú para Bang On a Can, uno de los grupos más interesantes de la escena contemporánea (una escena, por ahora, bastante ausente de lo que en Buenos Aires se llama contemporáneo). En este video puede verse y oírse, justamente, a Bang on a Can en un fragmento de una composición de Andriessen, Unión de trabajadores.

11 comentarios:

  1. Sin ninguna duda, el logro más meritorio de la música contemporánea (línea dura) es el haber sobrevivido hasta nuestro días. Una música que no le gusta a nadie (ni siquiera a sus intérpretes, si se los consulta en la privacidad). Nada más alejado de la música es encontrar un género que reniega de la melodía, la armonía y el rítmo. Lo más irónico de esto, es que para dirigir una obra que pretende desconocer el paso del tiempo, se necesita un director marcando el tempo furiosamente. Un papelón. Gracias por Bang on a Can

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  2. Qué suerte que siempre hay algún alma bien dispuesta para decirnos cómo debe ser LA MÚSICA y cómo de ninguna manera. Gracias!

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  3. Por qué se enoja tanto señor Rausch? De hecho "esa música" posee melodía, armonía (no funcional) y ritmo (aunque usted no pueda marcar el pulso con el pié). Me recuerda a Hitler cuando se enfurecìa con "esos impresionistas". Tolerancia amigo.

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  4. Miguel Rausch, debo decir que lo que asegurás tan taxativamente no es tan cierto. Hay, por supuesto, mucha mala música en el siglo XX y en lo que va del XXI. También la hay en los siglos anteriores. Lo que la hace mala, en todo caso, no es su estética sino la utilización pobre de la misma. Es falso, eventualmente, que a nadie le guste. A mí, por ejemplo, me gusta. No en bloque, claro, pero mucha de mi música preferida fue escrita en los últimos años. Sin que esto signifique necesariamente una cuestión de valor, Saariaho, Grisey, Matalón, Sciarrino y, yendo un poco más atrás, Ligeti, Takemitsu, Berio, Nancarrow, Silvestre Revueltas, Dutilleux y, aún más atrás, Berg, Schönbergy Webern me dan mucho placer. Lo que digo, en relación con el ritmo, es que su astillamiento (auun en obras que me gustan y mucho) no es la única posibilidad y que, por razones absolutamente personales, celebro la reaparición del vilipendiado beat.

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  5. Sr. Fischerman:
    Dice celebrar la reaparición del beat y no hacen falta más pruebas para saber entonces de qué lado de la música está usted: sin duda de la comercial y de la complaciente, claramente opuesta a la progresiva. Pero su confesión hace que se le caiga la máscara y que años de Keith Jarrett y Cuarteto Arditti se vuelvan apenas una fachada que vuelve inocultable su debilidad por Pintura Fresca, Trocha Angosta e incluso los Cons Combo. Faltaría ahora que todos nos enteráramos de que le gusta Sabú o Heleno para que la ignominia fuera completa. ¡Deje de mentar a Matalón y Sciarrino y hágase cargo de sus debilidades, que ahora sabemos, son muchas! ¡Viva Emerson, Lake & Palmer! ¡Muera Sergio Denis!

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  6. you're sweeter than sugar, uh, uh, uh, oh baby, you can't be beat... (Ohio Express, versión con estribillo en castellano de Pintura fresca)

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  7. Sr. "Scababadibiei Scababadoubiei" Fischerman:

    Se trate de Ohio Express o de los Archies, resulta evidente que lo suyo es el pasatismo. Desde la Unión de Melómanos Progresistas de Buenos Aires y desde el Grupo Unido de Melómanos de Buenos Aires (UMPBA y GUMBA, por sus siglas en castellano) queremos manifestar nuestro más enérgico repudio por sus dichos y dejar sentado nuestro desagrado por sus frecuentes invocaciones a King Crimson o Gentle Giant. Sencillamente, usted no los merece. ¡Viva Steve Hackett! ¡Muera Sandro!

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  8. No deberían confundirse Ohio Express/ Pintura Fresca ("Sweeter than sugar")con The Archies ("Sugar Sugar"), dado que sus entidades ontológicas difieren. En cuanto a Sandro supongo que la mención se refiere a Sandro Stronzello, tecladista y cantante del grupo de prog rock milanés Salgari Vengari. De no ser así y el Sandro mentado no es ni más ni menos que el de Los de Fuego, nada podemos hacer para que viva Hackett, pero lo otro está garantizado.

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  9. En nuestras reuniones de la UMPBA/GUMBA hemos empezado a discutir su caso buscando algún tipo de atenuantes, Sr. "Rosa Rosa" Fischerman. Pero su súbita devoción por el supuesto ¿Gitano? nos baja los brazos. Falta ahora que le haga el caldo gordo a Gilda y al "Potro" Rodrígo (y escribo con asco) para que lo denunciemos ante los foros correspondientes por su perverso uso del mensaje subliminar en la prensa pública.
    ¡Viva Van Der Graff Generator! ¡Mueran Los Tíos Queridos, Juan y Juan y, por las dudas, Barbara y Dick!

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  10. Diego, solo para comentarte que la obra de Andriessen "Work Union" la tocó AlterEgo junto a Alvin Curran en la edición 2004 del Ciclo... Es decir , en Bs As se escuchó, lo que sucede es que pasaron demasiados años!...Un abrazo
    Martín

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  11. Había olvidado el Andriessen en Buenos Aires. No así el Goebbels de Piano Circus, en el mismo ciclo.

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