Escribe Michael P. Steinberg, en
Escuchar a la razón. Cultura, subjetividad y la música en el siglo XIX (Fondo de Cultura Económica): Wagner diseñó con éxito un estatus mítico para su obra. La función principal del mito es, a diferencia de la historia, anular las fronteras. El "efecto Wagner" no se halla en el hecho de que el compositor haya sido a la vez un sabio y un bruto, sino más bien en que la frontera entre estos dos aspectos es endemoniadamente difícil de trazar: En Wagner existe una sobrecogedora ambigüedad entre el bruto y el sabio.; entre el fundador de un racismo moderno, viable y potente y el creador; no sólo de un gran arte sino de un arte que encarna las fuerzas pasionales de la crítica cultural y la autocrítica. La belleza de Wagner es siempre seductora y peligrosa, pero no siempre es cruel. Eventalmente, triunfa Wagner el bruto.
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