Para citar una cita ya citada, escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura. La frase fue dicha originalmente por Thelonious Monk, según parece, y repetida por Elvis Costello. Pero escribir sobre música es precisamente a lo que nos dedicamos algunos. Hay una tensión inicial entre lenguajes, es claro, una especie de traducción imposible y un desafío, no siempre bien resuelto entre la necesaria metáfora (para hablar del sonido hay que utilizar palabras que no se refieren al sonido: rugoso, brillante, expansivo, aterciopelado, duro, dulce, aéreo, seco, apretado) y la banalidad. Y hay, también, qué duda cabe, un especial placer en hacerlo. El ser humano reflexiona sobre aquello que lo conmueve, y habla sobre ello, desde siempre y, quienes escribimos, no hacemos otra cosa que tratar de sustentar esas observaciones con ciertas bases teóricas y luego compartirlas con otros. Una colección de la Editorial Eterna Cadencia da (y dará) cuenta de esa pasión. Hasta ahora hay tres títulos publicados, la fenomenal investigación de Shirli Gilbert sobre la vida musical en los campos de concentración del nazismo,
La música en el grupo Sur, de Pablo Gianera y, ahora,
Después de la música. El siglo XX y más allá, la reedición, revisada y abundantemente corregida y ampliada, de mi viejo
La música del siglo XX, editado por primera vez en 1997, por Paidós, y largamente agotado. Los próximos libros serán el ensayo de Esteban Buch sobre el Himno Nacional,
Los Beatles como músicos, de Walter Everett,
El Colón, teatro de operaciones, de Gustavo Fernández Walker, el trabajo de Martín Liut acerca del tema de la identidad nacional en el campo de la música académica argentina (aún sin título), el de Julián Delgado acerca del grupo Almendra y las lecturas latinoamericanas del pop inglés y estadounidense a fines de los sesenta, mi nuevo
Jazz. Historia y estética y mi viejo
Efecto Beethoven, Complejidad y valor en la música de tradición popular, aumentado y corregido. Paidós, por su parte, reeditará próximamente
Escrito sobre música, donde agrupé ensayos breves, con sustanciales cambios y agregados con respecto a su publicación original.
Agudeza, sensibilidad y claridad a la hora de compartir su visión de la música, sr. fischerman, hasta siempre.-
ResponderEliminarSí, gracias por tu querida presencia.
ResponderEliminarExcelente noticia!
ResponderEliminarCuando ande cerca de Palermo, pasaré por la editorial.
Hay versión electrónica (ebook)?
Gracias Diego.
Y en forma de historieta para colorear, ¿no salió?
ResponderEliminarPor ahora solo estamos preparando la versión para hipoacúsicos, que es exactamente igual a la otra.
ResponderEliminarHola. Le escribo desde Mar del Plata. Recién descubro su blog. Sigo siempre con atención sus comentarios en los medios y también tengo sus tres libros. Me alegro de su reedición. ¿Son muchos los cambios que realizó en cada uno de ellos?
ResponderEliminarUn saludo
Diego.
esperamos con ansiedad las nuevas ediciones. Consideramos que la tarea que llevas a cabo es muy necesaria y valiosa. Un saludo
ResponderEliminarConvencido de que el discurso, además de ineludible, no obstruye sino que potencia la posibilidad de placer estético, me lancé a la lectura, para descubrir que se puede pelar una cebolla con un mapa (aunque no pretendo haberlo hecho). Ahora me toca escuchar volver a escuchar. Gracias.
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