Al principio, el tono casi de novela policial. Al final, la autobiografía como una de las formas de la investigación (o lo contrario). El punto de partida son las actuaciones de la Orquesta de París, dirigida por Daniel Barenboim, programadas por el Mozarteum Argentino en Buenos Aires, en 1980, y la expresión de solidaridad de algunos miembros de la orquesta para con los desaparecidos. A partir de allí, Esteban Buch construye de manera extraordinaria un tejido de excepcional densidad.
Música, dictadura, resistencia, anuncia el título. Y cada una de estas tres palabras, lejos de cualquier automatismo o posición asumida previamente, es cuestionada a fondo. Las preguntas, en todo caso, indagan en una zona tan angustiante como imprescindible: la cotidianidad durante aquella dictadura que se bautizó a sí misma como "proceso".
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