martes, 30 de noviembre de 2010

Premio para Andriessen








En una antigua entrada de este blog se mencionaba a Louis Andriessen y había también un link para escuchar su música. Quienes son habitués del programa radial La discoteca de Alejandría, los domingos de 19 a 21 en FM Nacional Clásica, han escuchado, por su parte, alguna de sus obras por el extraordinario grupo Bang on a Can y, también, su Racconto dell'inferno. Hace tiempo había escrito, en Radar, una nota acerca de su ópera Rosa, cuyo protagonista, Juan Manuel de Rosa, un músico uruguayo coleccionista de caballos, muere asesinado en el sur de Brasil (y ahora que recuerdo, incluí ese artículo en el libro Escrito sobre música). Ahora, el compositor acaba de ganar el Premio Grawemeyer para la composición musical, otorgado por la Universidad de Louisville. El primer ganador de este premio de 100.000 dólares fue Witold Lutoslawski, en 1985, por su tercera sinfonía. Desde ese momento lo han ganado György Ligeti, Harrison Birtwistle, John Adams y Kaija Saariaho, entre otros. Andriessen fue distinguido por la ópera La Commedia, basada en La divina Comedia, de Dante. "Justo unos días antes de que comenzara la Segunda Guerra mundial, nací en una calle lateral, junto a un canal, en el centro medieval de Utrecht. Créanme, estar recibiendo este premio por una ópera llamada La Commedia, setenta y un años después, me parece absolutamente irreal. ¿Cómo pudo suceder esto?", dijo el compositor al recibir el premio.

lunes, 29 de noviembre de 2010

La parte y el todo










Hay capítulos, momentos, que tienen la capacidad de resumir toda la obra. Y a veces, más aún, de contar toda la historia de un género. Por supuesto, no es exactamente así. Es decir, sólo funcionan si se conoce la obra o la historia en su totalidad. El pequeño capítulo en el que se habla del bordado (de la trama) en La traición de Rita Hayworth, de Manuel Puig, condensa la novela pero únicamente en el caso de que se la lea completa. A veces me siento tentado por pensar a ciertas obras musicales de esa manera. Sobre todo aquellas que despliegan una red hacia el pasado, hacia lo contemporáneo y al futuro, como la Sonata en Si Menor de Liszt, las Variaciones Diabelli de Beethoven o el Carnaval de Schumann –que acabo de escuchar en la versión de Ashkenazy, que no conocía y que forma parte de una caja con toda la obra pianística de este autor, que me consiguió muy barata Guillermo, en Minton's–. Ahora que lo pienso, todas las obras que mencioné son para piano. ¿Será que ese instrumento, con su extraña combinación de intimidad y cosmogonía, también tiene esa cualidad de condensación de un todo –de un posible todo; de algún todo–?

lunes, 22 de noviembre de 2010

Feliz día de la música









Buscar algo que sintetice La Música es imposible. La lista chica abarca varios cientos de ejemplos. En un mismo día uno puede escuchar cosas tan disímiles como Mercedes Sosa, William Walton y Mars Volta. O sea que ésto es apenas una posibilidad. Simplemente una de las cosas que más me sorprendió –y más me gustó y me sigue gustando– en mi vida. La elijo en lugar de The Beatles o Martha Argerich tocando Bach o Keith Jarrett o Monk (músicas más conocidas, en todo caso) con la esperanza de que pueda, también, sorprender a alguno de ustedes.

Unísonos (Carmina Burana en la 9 de julio)








Hace años, Josefina Ludmer analizaba a Marechal, en la Facultad de Letras. Tomaba como eje a Bajtin, y su idea de la polifonía en la novela, para definir al argentino como un falso polifonista. En Adán Buenosayres, decía, parecía haber muchas voces pero era una sola, la de la tragedia clásica, la que unificaba e indicaba cómo debían ser leídas las otras. No se trataba de una relación democrática u horizontal, aseguraba, sino de la relación que un líder bonapartista establecía con las masas a través de corporaciones (o de fasci, literalmente "haces"). Marechal era, concluía, un auténtico escritor peronista. Sin entrar en la ya clásica y seguramente anticuada discusión acerca de la caracterización del peronismo histórico como régimen bonapartista –o fascista–, resulta interesante la relación del análisis de Ludmer con un falso polifonista en sentido estricto, Carl Orff, y su falsamente polifónica Carmina Burana. Está por un lado la filiación nazi del compositor que, por supuesto, luego de la Segunda Guerra Mundial intentó pasar por víctima y no victimario y que no sólo aseguró no haber sido uno de los ideólogos de la categoría entartete musik (música degenerada) para definir a judíos, atonales, gitanos, jazzistas y comunistas, juntos o por separado, sino que dijo haber llegado a participar en el famoso atentado fallido contra Hitler. Los datos duros indican que sí fue uno de los organizadores de la exposición Entartete Musik, con partituras de los execrados, y que destruyó toda su obra anterior a la afiliación al nazismo salvo el reputado Método Orff de enseñanza de la música, cuyo énfasis en lo rítmico y en la reivindicación de las tradiciones folklóricas se ve que le pareció suficientemente acorde con su nueva (luego vieja) ideología. Carmina Burana corresponde a la serie de composiciones surgidas durante el período nazi y, según dicen algunos estudiosos, originalmente habría sido compuesta –o por lo menos concebida– para la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1936, en Munich. Y lo cierto es que en pocas obras son tan claros los fundamentos ideológicos: el rescate de la Alemania medieval pero, sobre todo, la falsa polifonía. Carmina Burana está llena de sujetos de fuga que no derivan en ninguna fuga sino en furibundas homofonías, fuertemente rítmicas. Puede parecer que hay varias voces pero siempre es una las que las guía y ordena. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha organizado para hoy a la noche, frente al obelisco, una función callejera de Carmina Burana, bailada por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, con coreografía de su director, Mauricio Wajnrot. Suponer una voluntad nazi en los organizadores sería, para citar la cita de Bioy Casares que Jorge Fondebrider cita en uno de sus libros de poemas, subestimar la estupidez. Macri no debe haber oído hablar jamás de Orff y mucho menos de Josefina Ludmer. Carmina Burana es, por otra parte, una de las obras más populares dentro del repertorio "clásico". Y es que está hecha para eso. También tendría éxito (y de hecho lo ha tenido, más de una vez) un buen desfile nazi, con lustrosas botas, prolijos uniformes y, sobre todo, impactantes unísonos. Y a tanto unísono, tengo para mí que lo mejor que puede oponérsele es el arte de la fuga.

Premios Diapason





La revista francesa Diapason elige anualmente los mejores discos entre aquellos que han sido galardonados en su momento con el Diapason d'Or (sellito que las compañías colocan en los celofanes, sobre las tapas  de los discos, y que suelen ser una guía para los compradores). La Fnac, de hecho, tiene unos exhibidores, con la leyenda "selection de la presse", donde pone todos los Diapason d'or, los Choc de Le Monde de la Musique (ahora fusionada con Classica), los Jazz d'emoi de Jazz Magazine (que absorbió a Jazzman) y los ffff de Télérama. Los Diapason d'or de l'année 2010 son los siguientes.

SINFONÍAS
Haydn, Sinfonías "londinenses", Marc Minkowski, Les Musiciens du Louvre-Grenoble, Naïve
VIOLÍN
Bach, Sonates et partitas, Isabelle Faust (violín), Harmonia Mundi
CONCIERTO
Rachmaninov, Conciertos para piano n°2 y 3, Simon Trpceski (piano), Vasily Petrenko, Avie
PIANO
Chopin, Nocturnos, Nelson Freire (piano), Decca
MUSICA DE CÁMARA
Prokofiev, Cuartetos, Quatuor Pavel Haas, Supraphon
Shostakovitch, Cuartetos y Quinteto con piano, Evgeni Koroliov, Quatuor Prazak, Praga
LIED
Schubert, La joven molinera, Jonas Kaufmann (ténor), Helmut Deutsch (piano), Decca
MUSICA BARROCA VOCAL
J.C. Bach, La dolce fiamma, Philippe Jaroussky (contratenor), Virgin
MUSICA BARROCA INSTRUMENTAL
Vivaldi, Concertos para fagot, Sergio Azzolini, L'aura soave, Naïve
CLAVE
Louis Couperin, Pièces de clavecin, Christophe Rousset, Aparté
MUSICA CORAL
Bach, Motetes, Bach Collegium Japan, Masaaki Suzuki, Bis
MÚSICA CONTEMPORÁNEA
Thierry Pécou, Symphonie du jaguar et autres oeuvres, Ensemble Zellig, Harmonia Mundi
ARCHIVOS
Olivier Greif, le rêve du monde, INA/mémoire vive
NUEVO TALENTO
Vittorio Grigolo por The Italian Tenor, Sony
ARTISTA DEL AÑO
Jonas Kaufmann por La joven molinera

sábado, 13 de noviembre de 2010

El caso Gorécki








El libro de Juan Carlos Paz mencionaba al entonces joven Henryk Gorécki como uno de los adalides de la vanguardia polaca, junto a Krszystof Penderecki. Unos cuarenta años después, un inglés decidió pasar por la radio su tercera sinfonía, subtitulada "Sinfonía de las canciones apesadumbradas", dedicada a las víctimas de los campos de concentración y cantada por Dawn Upshaw. Los teléfonos de la radio clásica londinense no pararon de sonar. "Qué es eso que están pasando", preguntaban los oyentes. Y el disco, con la primera grabación de la obra, dirigida por David Zynman para el sello Nonesuch, vendió un millón de unidades en los meses subsiguientes. Las influencias de Webern habían quedado atrás. La obra cultivaba una suerte de neorromanticismo extremo, aunque tamizado por las influencias de las escuelas repetitivas y de cierto culto al estatismo armónico que por esos años comenzaban a frecuentar autores como Arvo Pärt. Este año la Sinfónica de Londres estrenaría su Sinfonía No. 4 pero el compositor estaba muy enfermo y no pudo completarla. Gorecki murió ayer, a los 76 años. Fue el autor de la única obra clasica del siglo XX que se convirtió en un verdadero hit. Podría pensarse que, paradójicamente, esa obra no perteneció, estilísticamente, a su época. Que en la dicotomía entre reacción y progreso su lugar fue el de la reacción. O no. Que esa obra, con su vuelta al pasado, con su renuncia incluso a la idea de modernismo, sólo podría haber sido compuesta cuando lo fue, en el contradictorio final del siglo XX.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Lo que no fue








Aquí, parte del ensayo del Concierto de Elgar, por Sol Gabetta junto a la Filarmónica de Buenos Aires. La explosión alrededor de los 4' es prodigiosa. El concierto iba a ser el jueves 4, pero, en la mañana, los empleados del Colón nucleados en ATE resolvieron un paro por tiempo indeterminado, que dejaron sin efecto un día después. Es cierto, no estaba determinado.

Una propuesta que no pudo rechazar









Daniel Barenboim acaba de firmar contrato con Deutsche Grammophon y Decca. Para la Argentina, donde la filial de Warner –el sello donde grababa hasta ahora– hace años que ni edita ni importa sus discos clásicos, es una buena noticia. Y para él se supone que también. "Es, en realidad, un regreso –dijo–, porque mi primer disco lo editó Philips (hoy parte de Decca). Y me hace feliz que este contrato ponga en igual rango mis dos orquestas, la Staatskapelle de Berlín y la West and Eastern Divan". A comienzos de 2011, festejando sus sesenta años de vida musical, saldrá la primera edición, un recital Chopin grabado en vivo en Varsovia y los dos conciertos para piano de ese autor junto a la Staatskapelle, dirigida por Andris Nelsons. Luego vendrá un disco de la West and Eastern Divan, con la Sinfonía No. 6 de Tchaikovsky y las Variaciones para Orquesta de Schönberg. Más tarde llegarán los dos conciertos de Liszt, con él como pianista y Pierre Boulez como director, al frente de la Staatskapelle. Y, finalmente (mi amigo Claudio tenía razón), una nueva integral de las sinfonías de Beethoven con la West and Eastern Divan.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Ni casarse ni embarcarse


















El próximo martes 9 a las 21, en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín, habrá un concierto con un programa excepcional. Dentro del ciclo de música contemporánea de ese teatro, un grupo de cámara conformado por músicos argentinos y conducido por el notable Diego Masson –director entre otras cosas de la versión de Laborintus, de Luciano Berio, donde el compositos ocupaba el lugar de narrador– hará la Sinfonía de cámara No. 1 (1906) de Arnold Schönberg, el Concierto para piano de György Ligeti –con Lucas Urdampilleta como solista– y Hot, de Franco Donatoni –con la actuación del saxofonista alemán Theo Nabicht–. Urdampilleta, por su parte, junto al precusionista Bruno Lo Bianco, presentará, el sábado 13 a las 20.30 y dentro del mismo ciclo, un concierto dedicado a música argentina actual. En la Sala Gustavino del Centro Nacional de la Música (la ex Biblioteca Nacional, en México 564) el dúo hará Dos bagatelas, de Santiago Santero, Transición 2 de Mauricio Kagel, Akasa, de Mariano Kosiner Blanco, Austral, de Lucas Fagin, L'adieu, de Gerardo Gandini (con Arauco Yepes como percusionista adicional) y Yambo, de Marcos Franciosi, para piano a ocho manos (se agregan Violeta Nigro, Bruno Mesz, Aparicio Alfaro y Sebastián Gangi), marimba y piano.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Felicidad














Una de mis hermanas recuerda que Woody Allen definió a la felicidad como "no aburrirse". Mi otra hermana tal vez sea más feliz y por eso se pregunte menos al respecto. O quizá sea esa la apariencia; apenas lo más visible. La diversión, en mi caso, a veces puede hacerme feliz y en ocasiones no; sólo me divierte. No soy feliz jugando al solitario de la computadora pero eso me distrae y me ayuda a pensar. Más que definir a la felicidad podría, creo, caracterizar los momentos felices. A veces se relacionan con alguna clase de trascendencia –un diálogo, un encuentro, la escucha de una chanson de Dufay, lecturas– y a veces no. En todos los casos me parece que se conectan con la sensación de relámpagos de plenitud. Por ejemplo: desayunar en la taza de cerámica poblana que mi padre trajo de México hace cuarenta años.