sábado, 27 de febrero de 2010

El último dúo













A fines del año pasado se editó People Time. The Complete Sessions, un álbum extraordinario. Siete CDs reuniendo todo lo que se grabó en las actuaciones de Kenny Barron y Stan Getz de los días 3, 4, 5 y 6 de marzo de 1991, en el Café Montmarte de Copenhagen, tres meses antes de la muerte del saxofonista (falleció el 6 de junio). Una selección de esos registros, originalmente, había dado lugar a un disco doble, llamado, también, People Time. Aquí el dúo. No sólo una maravilla en sí misma sino la muestra de un arte desaparecido. Un arte surgido junto y a partir de un lenguaje. Un arte, como el de los continuistas del siglo XVIII o los laudistas ingleses del XVII, que se aprendía y se tocaba en tiempo real. No era la lengua del pasado, cuidadosamente aprendida y reproducida. No era esa habla siempre un poco extranjera que se adquiere en las academias. Era la lengua materna. Eran las palabras del presente y lo que sus hablantes hacían con ellas.

Efecto Wagner


Escribe Michael P. Steinberg, en Escuchar a la razón. Cultura, subjetividad y la música en el siglo XIX (Fondo de Cultura Económica): Wagner diseñó con éxito un estatus mítico para su obra. La función principal del mito es, a diferencia de la historia, anular las fronteras. El "efecto Wagner" no se halla en el hecho de que el compositor haya sido a la vez un sabio y un bruto, sino más bien en que la frontera entre estos dos aspectos es endemoniadamente difícil de trazar: En Wagner existe una sobrecogedora ambigüedad entre el bruto y el sabio.; entre el fundador de un racismo moderno, viable y potente y el creador; no sólo de un gran arte sino de un arte que encarna las fuerzas pasionales de la crítica cultural y la autocrítica. La belleza de Wagner es siempre seductora y peligrosa, pero no siempre es cruel. Eventalmente, triunfa Wagner el bruto.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Destino manifiesto


No deja de sorprenderme –y de divertirme– que la madre de Chopin se llamara Tekla Justyna.

domingo, 21 de febrero de 2010

Un 21 de febrero


Hoy cumpliría años. Eunice Kathleen Waymon nació el 21 de febrero de 1933, estudió piano en la Julliard –una rareza para una mujer negra en la década de 1950– y sus primeros trabajos fueron como pianista acompañante, en el ámbito de la música clásica, y como profesora de ese instrumento. Hasta que le ofrecieron tocar el piano en un club nocturno en Atlantic City, a alguien se le ocurrió pedirle que también cantara, y comenzó su segunda vida –una vida que, en realidad incluyó muchas otras– como Nina Simone. Fue una gran cantante de jazz, una artista del soul, del blues y del pop. Su carrera tiene puntos altísimos –sus primeros discos para el sello Bethlehem y para Candix, mucho de lo que grabó para Philips en los sesenta y algo de lo posterior, para RCA, e incluso en el errático Baltimore, para CTI–. A veces manierista y exagerada, casi siempre conmovedora, Nina Simone fue además una activa luchadora por los derechos civiles de los afro(norte)americanos. Sus versiones de "No me quitte pas", de Jacques Brel, del tradicional "Missisippi Goddam" o de "I Put a Spell on You" (ni más ni menos que la fuente de la melodía de "Michelle", de The Beatles) son extraordinarias. Aquí se la puede ver y oír en el que fue su primer gran éxito, "I Love You Porgy".

viernes, 19 de febrero de 2010

Ariel Ramírez (1921-2010)


Resulta difícil pensar a Ariel Ramírez por separado de las sospechas sobre SADAIC, de ese papel institucional e institucionalizador que ejerció desde su inmensa influencia en la Philips, en los años 60 y, luego, desde su militancia desarrollista que culminó con el nombramiento como director del Centro de Divulgación Musical creado para él por el Municipio alfonsinista. Resulta difícil, en realidad, pensar al llamado folklore por fuera de su escolarización, de las grandilocuencias, de la declamación altisonante, de las voces siempre heroicas –más allá de su mayor o menor afinación– y de una expresividad siempre cercana al grito. Es decir, resulta difícil darse cuenta que allí hay algunas de las canciones más bellas jamás escritas y que muchas de ellas las escribió Ariel Ramírez. En este video, después de un breve fragmento de reportaje a Mercedes Sosa, la cantante interpreta "Alfonsina y el mar" junto al pianista, Kelo Palacios en guitarra y Domingo Cura en percusión. La canción es allí, todavía, una canción íntima, exquisita. La voz de ella, sin sobreactuación de ningun clase, recorre matices mínimos y exactos. Un pequeño grupo, camarístico, podría decirse, haciendo, casi para sí mismo, una pieza magistral. Y un pequeño homenaje a la parte homenajeable de un músico contradictorio, en un país donde, al fin y al cabo, todo lo es.

sábado, 13 de febrero de 2010

Los premios


Con una gala en Cannes, que fue transmitida en vivo desde el Palais des Féstivals, se entregaron los premios Midem de música clásica. Los maestros de ceremonias fueron la mezzosoprano canadiense Marie-Nicole Lemieux y el editor jefe de la revista inglesa Gramophone, James Jolly, y actuaron la Sinfonietta Cracovia, dirigida por John Axelrod, junto a los cantantes Christian Gerhaher y Elina Garanca (ganadores como mejor cantante masculino y femenina), los King's Singers y el pianista Jan Lisiecki, que tocó, obviamente, música de Chopin. Este autor, de cuyo nacimiento se cumplirán docientos años el próximo 1 de marzo –aunque algunos documentos probarían que la fecha verdadera es el 22 de febrero–, fue homenajeado con dos premios especiales: al mejor nuevo disco con su música (24 preludios Op. 28 y Sonata No. 3 Op. 58, por Nikolai Demidenko, en el sello Onyx) y al mejor disco de todos los tiempos dedicado a su obra (los Valses, en la grabación realizada por Dinu Lipatti en 1950 y publicada por EMI). El jurado, integrado por representantes de las revistas y radios especializadas en música clásica y managers de artistas europeos, eligió como artista del año a la pianista Angela Hewitt, a Naïve como mejor sello discográfico, a la cantante Mirella Freni por su trayectoria y al clarinetista español José Franch Ballester, como artista joven sobresaliente.
La lista de discos premiados se completó con el Requiem para un joven poeta, de Bernd Aloys Zimmermann, con un elenco vocal encabezado por Claudia Baransky y David Pittman-Jennings y la Filarmónica Checa, con dirección de Bernhard Kontarsky, para el sello Cybèle (mejor disco coral y disco del año), Jérusalem, por Montserrat Figueras y la Capella Reial de Catalunya, dirigidos por Jordi Savall, en Alia Vox (en la categoría Música antigua), Brockes-Passion, de Georg Philipp Telemann, con dirección de René Jacobs, en Harmonia Mundi (Música barroca), Between Heaven and Earth, arias de Händel por Sandrine Piau con la Accademia Bizantina, en Naïve (Recital vocal), La nariz, de Shostakovich, protagonizada por Vladislav Sulimsky, Alexei Tanovitski y Tatiana Kravtsova, con la Orquesta y Coro Mariinsky, con dirección de Valery Gergiev y editado por el propio sello del teatro (Ópera), 24 Caprichos de Paganini por Thomas Zehetmair, en ECM New Series (Instrumento solo), Cuartetos de Debussy, Fauré y Ravel, por el Quatour Ebène, en Virgin (Música de cámara), Conciertos Wo04 y No. 2, para piano y orquesta, de Ludwig Van Beethoven, por Ronald Brautigam con la orquesta de Norrköpping, dirigida por Andrew Parrott, en Bis (Concierto), la Sinfonía No. 9 de Gustav Mahler, por la Sinfónica de Bamberg conducida por Jonathan Nott, en Tudor (Música sinfónica), la edición de las Obras para orquesta de Olivier Messiaen con dirección de Sylvain Cabreling, en Hänssler (Música contemporánea), las Sinfonías de Henri-Joseph Rigel por Concerto Köln, en Berlin Classics (Primera grabación) y las Early recordings, de Friedrich Gulda, editadas por Audite (Grabación histórica). Los mejores DVDs fueron, para el Midem, The King's Singers Live at the BBC Proms (Concierto), Eugene Onegin, de Tchaikovsky, por el elenco del Bolshoi con dirección de Dmitri Cherniakov (Opera y Ballet) y Sergiu Celibidache: "You don't do anything; you let it evolve" (Documental).

martes, 9 de febrero de 2010

Romanticismo


"En cuanto doy sentido a lo ordinario, a lo conocido dignidad de desconocido y apariencia infinita a lo finito, con todo ello romantizo (Ich romantisiere)", escribe Novalis y cita Rüdiger Safranski en el excelente Romanticismo. Una odisea del espíritu alemán (Tusquets). Novalis habla de su estética y lo que dice no es distinto, finalmente, de los afanes de los formalistas rusos, más de un siglo después, por encontrar la "literaturidad". O, directamente, el arte. Lo desconocido en lo conocido; lo infinito en lo finito, decía Novalis. "Extrañamiento", dirán los formalistas. De lo que se trataba es de lo que, tal vez, se siga tratando todo. De lograr, en la palabra, en la construcción sonora, en la obra plástica, en el movimiento de los cuerpos, en la habitación de un espacio, que algo hable por primera vez.

domingo, 7 de febrero de 2010

In Orthon Hills


Los Grammys no son los premios más tenidos en cuenta en el mundo de la música clásica, pero sirven como dato para percatarse hasta qué punto la Argentina ha quedado definitivamente lejos de lo que sucede. Es decir, si de esa lista de discos que no corresponde a la elección secreta de una logia secreta de vanguardistas dinamarqueses sino a lo que el mercado premia (allí donde existe), casi nada ha llegado –ni tiene posibilidades de llegar– salvo por el dudoso correo nacional, vía compras en Internet, y con demoras de hasta cuatro meses, es un síntoma. Sin entrar en las rarezas, entre los galardonados están el CD con los conciertos 2 y 3 de Prokofiev por Kissin, con dirección de Ashkenazy (EMI), el Billy Budd de Britten con Ian Bostridge como protagonista y dirigido por Daniel Harding (Virgin, un subsello de EMI) y las Verismo Arias de Renée Fleming (Decca). Y ninguno de ellos, desde ya, ha sido distribuido en la Argentina. Pero hay otra cuestión que surge de la lista de premiados y que habla. también, de los efectos de las erráticas políticas de las compañías grandes, y no sólo en los márgenes sudamericanos del planeta.
El disco más reconocido (premio a mejor disco clásico, a mejor ingeniería de sonido y a mejor actuación coral) fue la versión de la Sinfonía No. 8 de Gustav Mahler dirigida por Michael Tilson Thomas, al frente del Coro y Orquesta Sinfónica de San Francisco. Y la edición (obviamente sin posible distribución en la Argentina) es del propio sello de la Sinfónica de San Francisco. Lo mismo sucede con el CD galardonado en el rubro orquestal: Daphnis et Chloé, con dirección de James Levine al frente de la Sinfónica de Boston y publicado por el sello de esa orquesta. Otra edición más, la premiada como mejor composición contemporánea, llega de la mano de los sellos de esas orquestas que, hasta hace no demasiado, tenían contratos de exclusividad con Deutsche Grammophon, Decca, Philips, EMI o casas hoy desaparecidas como Telefunken o Erato. El Concierto para percusión de Jennifer Higdon, grabado en vivo por Colin Currie junto a la Filarmónica de Londres, con dirección de Marin Alsop, fue editado por LPO Records. A esta camada de sellos más o menos independientes y relativamente pequeños se suma la aparición de marcas como Soli Deo Gloria, dedicada exclusivamente a la publicación de grabaciones dirigidas por John Eliot Gardiner, antes estrella de la Philips y de Archiv, un subsello de Deutsche Grammophon.
La única (bienvenida) excepción es el disco que los Grammys reconocieron como mejor interpretación de cámara, Intimate Letters, del Cuarteto Emerson, con extraordinarias versiones de los cuartetos de Janacek y de los Dos Madrigales para violín y viola de Bohuslav Martinú. Fue publicado por Deutsche Grammophon y se consigue en Zival's y en El Ateneo (o se conseguía: siempre cabe la posibilidad de que hubiera muy pocos y ya hayan sido vendidos). Un próximo capítulo hablará de los premios MIDEM, cuyo jurado está conformado por los críticos de las revistas especializadas europeas y representantes de las radios dedicadas a la difusión de música clásica. Como adelanto, van los nombres de algunos de los sellos cuyas producciones fueron galardonadas: Cybèle, Onyx, Mariinsky (con grabaciones del propio teatro, antes en Philips) y Tudor.

miércoles, 3 de febrero de 2010

100 años, una semana y cuatro días













El pasado 23 de enero se cumplieron 100 años de su nacimiento. En París le dedicaron homenajes y una plaza. Aquí se puede ver a Django Reinhardt junto al notable Quinteto del Hot Club de Francia, con Stéphane Grappelli en violín, en 1939. Poco después, con la invasión alemana, el violinista se iría a Londres. Y el guitarrista no.