lunes, 25 de octubre de 2010

A orillas del río sin orillas

Las empresas discográficas no tienen rumbo. Saben, en algún lugar, que el negocio se terminó tal como lo conocieron pero no atinan a pensar otras maneras u otros productos. En concreto, a la industria no se le ocurrió nada, en los últimos treinta años, con que reemplazar el disco simple (o single), barato y casi descartable, con el que habían construido gran parte de su poder comercial. Ese uso está hoy en manos de las bajadas de Internet pero, claro, todavía nadie pensó qué va a pasar cuando Internet termine con la industria y no tenga, entonces, más cosas para bajar. Mientras tanto, a pesar de todo, algunas empresas siguen apostando, aunque sea un poquito, a repertorios cuyos consumidores todavía valorizan el disco. Y, en el medio de la caótica situación argentina, donde Universal sólo se dedica a los tenores en repertorios latinos, EMI publica uno o dos discos por año y Warner ninguno, dentro de los catálogos de música clásica y jazz, Sony viene realizando una política ejemplar, editando en la Argentina (y a precios argentinos, o sea la mitad o menos que uno importado) no sólo lo que va saliendo afuera sino, incluso, material de catálogo que hasta en los Estados Unidos resulta inconseguible, como el Captain Marvel de Stan Getz o Kogun de Toshiko Akiyoshi. Además, dos discos clásicos de edición muy reciente, están, sencillamente, entre los mejores del año. Uno es el álbum doble del pianista Arcadi Volodos (foto) en vivo en Viena, con un repertorio notable: Dos Preludios, Danza lánguida, Guirlandes y Sonata No. 7 "Misa blanca" de Scriabin, Valses nobles y sentimentales de Ravel, Escenas del bosque de Schumann y Sonata Dante de Liszt, más los bises de Bach, Thaikovsky en transcripción propia y nuevamente Scriabin. Incidentalmente, este álbum ganó el Premio Gramophone de este año en la categoría "Instrumental" (que para la revista significa "solista instrumental". El otro es el último de la también premiada por Gramophone Sol Gabetta (música joven del año) con una versión memorable del Concierto y de tres piezas breves de Elgar (junto a la Orquesta danesa dirigida por Mario Venzaco), de dos pequeñas obras casi desconocidas de Dvorak y del Adagio con variazioni de Ottorino Respighi, más un CD de regalo con un estreno de Peteris Vasks (Gramata cellam) que a mí no me gustó nada pero no importa.

1 comentario:

  1. Intentaré escuchar a Volodos. La situación de la industria discográfica en argentina, en relació a la música clásica, es lamentable. Al igual que la distribución. Sellos que no existen, que nadie trae (SDG, Kairos, Wergo, Mode, Brilliant, etc) y lo poco de contemporánea que se puede conseguir sale carísimo. Habrá que seguir comprando afuera.
    ¿Escuchaste los cuartetos de Vask?
    Saludos

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