miércoles, 20 de julio de 2011
La gran esperanza blanca
Chris Connor
La aparición de Diana Krall llevó a los menguantes sellos de jazz a buscar su propia cantante blanca capaz de revitalizar las ventas. No entiendo por qué, en todo caso, teniendo en sus catálogos a Abbey Lincoln, Shirley Horn, Nina Simone o Dinah Shore, por solo nombrar unas pocas y, claramente, salteando a las más obvias Fitzgerald, Holiday, Vaughan y McRae, se dedicaron a insuflar artificiales respiraciones a señoritas como Melody Gardot o Madeleine Peyroux o a forzar a Norah Jones –una notable artista pop, en todo caso– a hacerse pasar como cantante de jazz. Todas ellas son talentosas, en algún sentido, y su escucha puede deparar momentos gratos. No se trata de eso, en todo caso, sino del consiguiente abandono que los sellos hacen de un catálogo extraordinario. Es cierto, las cantantes que nombré son negras. Pero si lo que quieren son blancas, hay cuatro que no deberían olvidarse jamás: Chris Connor, Jo Stafford, June Christy y Connee Boswell (y por qué no, como quinta, Doris Day, que como cantante era extraordinaria). Si ya las escucharon, vuelvan a hacerlo toda vez que puedan. Y si no las conocen, les envidio el placer del descubrimiento.
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Publicado por
diego fischerman
en
9:19
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¡Trata de blancas! ¿Lo sabe Cristina?
ResponderEliminar¿Amy Winehouse de qué color era? ¿Unas palabras en su memoria?
ResponderEliminarNada qué decir. O nada original. Fue una buena inérprete de soul, casi historicista, y con lgunas canciones excelentes. De su vida privada nada diré: era suya. Y su muerte es, por supuesto, lamentable.
ResponderEliminarGracias, mister. No sé que metejón me unía a esa voz. Estaba tirado en la cama, hace unos años, en la mano el control que nada controla, y ella hizo que me detuviera en MTV o uno de esos canales. Cuando uno ve algo que le gusta en esa máquina se dice: "ojalá me equivoque ojalá ella sea de verdad, pero estoy seguro de que a esta me la produjeron para mí, para mi nicho". Rehab, decía la canción, y repetía no no no. Me gustó, se rebelaba. Deseé que no estuviera ahí, en la picadora, en la multiprocesadora de almas, sino, ya sabe usted, acá, "vení.., te presto el control, ¿que querés ver?, ¿tomamos un vinito?" Pero en fin...
ResponderEliminarA propósito, ¿que es el público cuando tiene ante sí al artista que se tambalea y su reacción es el abucheo? ¿Quién parará la máquina?
Espero que Amy haya encontrado la paz que tanto buscaba, un lucero que ha brillado con intensidad
ResponderEliminarbrevemente.