jueves, 19 de noviembre de 2009
Villa-Lobos
Como casi todo lo ligado a los grandes movimientos populistas latinoamericanos, la figura de Heitor Villa-Lobos, músico oficial de Getúlio Vargas, es sumamente contradictoria. El martes se cumplieron 50 años de su muerte y escribí sobre él en Página/12. Aquí agrego, apenas, algunas recomendaciones discográficas (y algunos enganches con Youtube). Hace unos años, el sello inglés Hypérion había publicado un CD magnífico donde el extraordinario pianista Marc-André Hamelin tocaba, entre otras obras, Rudepoêma y Prôle do Bebé –lo absurdo es la tapa, donde, tal vez guiados por el sonoro nombre del compositor, colocaron un lobo aullando–. Naxos, por otra parte, ha publicado la obra para piano completa y un disco con música de cámara –entre ella la bellísima Recolección de las flores– que, en Buenos Aires, solía conseguirse en alguna de las dos sucursales de Zival's (Callao y Corrientes o Borges y Cabrer). También se conseguía en esta ciudad, aunque estimo que ahora habrá que comprarlo vía Internet (o bajarlo vía la misma vía), un CD donde Tilson-Thomas dirigía su Quinta Bachiana, con Renée Fleming como cantante, además de la Cuarta, la Séptima y la Novena, y esa extraña muestra de stravinskianismo amazónico que es el genial Chôros No. 10, de 1925, para coro y orquesta (con los BBC Singers) –aquí una versión de la Quinta por la soprano portorriqueña Ana María Martínez con la Filarmónica de Berlín, dirigidos por Dudamel–. Naxos editó también, en un álbum triple, la versión integral de las Bachianas por la Orquesta Sinfónica de Nashville. La interpretación es muy buena salvo en el caso de la Primera, escrita para orquesta de cellos, que hace pensar en aquel viejo chiste de músicos originalmente referido a las violas (¿La diferencia entre el primero y el último de la fila?: medio tono y un compás). Hay excelentes versiones de la Sinfónica de San Pablo, tanto de las Bachianas como de los Chôros completos, editadas por el sello sueco Bis. En Zival's, por otra parte, se conseguía hasta hace un tiempo, un disco francés en que junto a piezas de Egberto Gismonti –tal vez su mejor heredero, junto a Jobim– aparecía el sorprendente Sexteto Místico de 1917, que comienza muy francés –fue escrito en París– y luego se va totalmente para otro lado. Un clásico: su música para guitarra por Julian Bream (editado por RCA). Y ya en plan aventurero, las Sinfonías fueron editadas, en muy buenas versiones, por el sello CPO, y los Cuartetos para cuerdas por el sello Dorian, en una notable interpretación del mexicano Cuarteto Latinoamericano (aquí el Cuarteto haciendo "Metro Chabacano" de Javier Alvarez).
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Publicado por
diego fischerman
en
8:04
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