El trío era muy bueno. El guitarrista, excelente, al igual que la viejita (o el viejito, no pudimos dilucidarlo) de la batería. El bajista no desentonaba. Lo que me hace acordar un chiste: ¿Cuántos bajistas se necesitan para cambiar una lamparita? Ninguno. Lo reemplaza el tecladista con la mano izquierda.
Los lectores del blog notamos que, entre la foto de la entrada anterior, que no le hace gracia a los franceses, y el chiste de este entrada, que no le hace gracia a los argentinos, están creadas las condiciones para leer las seguramente sesudas reflexiones sobre Sciarrino... O volver a John Adams y seguir contando chistes.
Parto de la sospecha de que un blog permite algo más cercano al pensamiento en voz alta –y a la posibilidad de debate– que los textos habituales, mucho más "terminados", más cerrados y menos propensos a la discusión –a las ideas– de otros. Y, también, de que éste es el formato posible más afín a una revista cultural donde la música y el pensamiento –y la escritura– alrededor de ella puedan situarse en primer plano.
La Discoteca de Alejandría. Programa
La Discoteca de Alejandría (domingos de 19 a 21 en Radio Nacional Clásica, 96.7 o, por Internet, en http://player.dcarsat.com.ar/rn_sc_rad37/), es un programa de músicas. En 2017 transita su noveno año consecutivo de emisiones.
Tren de noche
TREN DE NOCHE. Un programa de jazz con desvíos y ocasionales descarrilamientos. Viernes de 22 a 24 en Radio UBA, 87.9 o por Internet.
Buenísimo. El subte de París es una caja de sorpresas ¿Y qué tal el guitarrista?
ResponderEliminarEl trío era muy bueno. El guitarrista, excelente, al igual que la viejita (o el viejito, no pudimos dilucidarlo) de la batería. El bajista no desentonaba. Lo que me hace acordar un chiste:
ResponderEliminar¿Cuántos bajistas se necesitan para cambiar una lamparita?
Ninguno. Lo reemplaza el tecladista con la mano izquierda.
Los lectores del blog notamos que, entre la foto de la entrada anterior, que no le hace gracia a los franceses, y el chiste de este entrada, que no le hace gracia a los argentinos, están creadas las condiciones para leer las seguramente sesudas reflexiones sobre Sciarrino... O volver a John Adams y seguir contando chistes.
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