jueves, 19 de agosto de 2010

Visionario


A la salida del sarao organizado a raíz de la reinauguración del Teatro Colón, las cámaras televisivas, siempre atentas a la noticia precisa y el comentario esclarecedor, capturaron la opinión de Francisco de Narváez. "La acústica está intacta", dijo, para tranquilidad de público y especialistas que, ante su veredicto, soltaron aliviados el aire contenido. Si bien en esa función la orquesta actuó en el foso, en conciertos posteriores se observó que faltaba la cámara acústica, imprescindible para cualquier actuación musical en el escenario y sin la cual, obviamente, nada podía decirse sobre la acústica del teatro. Me complace decir, no sin algo de pedantería, que fue Página/12 quien primero observó esta cuestión, en el concierto de Yo-Yo Ma y luego en el de Thibaudet con la Filarmónica. Antes, algún energúmeno escribió en un foro de fans algo así como "nos cagaron la acústica", sin reparar en que no había cámara (tal vez no supiera qué era) y después, alguna otra especialista preclara escribió, en Ambito Financiero y a raíz de un concierto de la Filarmónica, que la orquesta se había escuchado bien desde todos los sectores de la sala (se ignora cómo hizo la especialista de marras para estar en todos los sectores de la sala; tal vez contara con un pequeño ejército de informantes confiables estratégicamente ubicados). Mariángeles Fernández Rajoy informó con precisión acerca de la destrucción de la cámara anterior (responsabilidad de la gestión de Horacio Sanguinetti y Martín Boschet al frente –es una manera de decir– del Colón), la compra directa de una nueva y, ante la evidencia de que no llegaría a tiempo para las actuaciones de Barenboim, el encargo de otra a los propios técnicos del Colón. Mariángeles se preguntaba qué había pasado con la compra y pudo saberse que se desestimó. La pregunta más ingenua y más obvia es por qué, si los técnicos del Colón podían hacerla –de hecho la anterior, encargada por el propio García Caffi cuando era director/manager de la Filarmónica, la habían hecho ellos– no se la encomendaron directamente a los empleados del teatro. Y las autoridades responden con evasivas o acusaciones de izquierdismo explícito a quien pregunta. Mientras tanto, la nueva cámara (ver foto) fue estrenada el jueves pasado en el concierto de la Filarmónica de Buenos Aires y vuelta a utilizar ayer con la orquesta de Barenboim, que sonó como los dioses. Narváez, ese visionario, tenía razón.

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