Hoy a la noche, a las 20.30 y en el Teatro San Martín, la Sinfónica Nacional junto a un coro francés y con la dirección de Alejo Pérez, hará la
Sinfonía de Luciano Berio. Escrita entre 1968 y 1969 es, tal vez, una de las explicitaciones más poderosas de cómo una obra es, por lo menos, dos obras a la vez: la que fue en su tiempo y la que la historia construyó con ella. Debe haber pocas composiciones más "de época" que esta sinfonía que incluye en su interior a Levi-Strauss, a Joyce y a Beckett, a un movimiento completo de la
Sinfonía No. 2 de Mahler, y al sonido de los Swingle Singers, ese octeto vocal que hacía versiones semijazzísticas de obras de Johann Sebastian Bach y al que imitaban desde Burt Bacharach (en la música de
Butch Cassidy and the Sundance Kid) hasta la argentinísima propaganda de la F-100. Y pocas composiciones como ella han resistido al tiempo y, como la "Revolution" que en esos mismos años cantaron los Beatles, pueden seguir siendo actuales. El programa se completa con
Atmósferas, de György Ligeti, y
Four Sections, de Steve Reich, y es la apertura de la décimotercera edición consecutiva del Ciclo de música contemporánea del Teatro San Martín. La fragilidad que la escena nacional depara a los emprendimientos que se alejan, aunque sea mínimamente, de las corrientes centrales del mercado, ha hecho que este ciclo, que efectivamente hace unos años el eterno director del San Martín estuvo a punto de suspender y fue "salvado" por el apoyo de los medios y de su público, con algunos conciertos memorables pero, también, con sus obvias repeticiones, sus arbitrariedades y nepotismos explícitos, sus omisiones flagrantes y su insistencia sobre estéticas cuya modernidad exhibe desde hace años la fecha de vencimiento, fuera mucho menos discutido de lo que hubiera debido serlo. Como si las únicas posibilidades fueran su aceptación en bloque o la descalificación absoluta, y como si cualquier observación que pudiera hacerse pusiera en peligro la propia existencia de un espacio indudablemente valioso. Los diarios no son un buen lugar para los matices y hay que dar gracias, apenas, a que en la Argentina, mal que mal, se dedique en ellos un lugar significativo a la cultura y los espectáculos no masivos (lo que no sucede en la mayoría de los países latinoamericanos). Creo que este blog, en cambio, es un ámbito posible para esa discusión pendiente.
Fui anoche al concierto. Algunos lo catalogaron como "interesante". Yo creo que es un adjetivo un tanto tibio para evaluar este o cualquier otro tipo de música. Me harté de la "escucha inteligente" (tal vez esté un tanto anacrónica y ya no se intenta que sea más una exigencia de la música contemporánea ? ); o sea: logré emocionarme con algunos momentos, obviamente Ligeti lo logra (tengo bastante cine que respalda el sentimiento), las obsesivas repeticiones de Reich me tocaron la razón, pensar la música como una dicotomía entre el goce o el deseo, y, finalmente Berio, verdaderamente un collage que fui descubriendo a medida que transcurría la obra. Lo único que me incomodó un poco- tal vez sea un animal de costumbre que pide pasión tonal- fue algo que sentí como escasez de dinámica, "dale, ahora, un forte, un ff ?, un poquito de fff y despues vamos bajando?... vaaaaaaamos, media pila". Bueno, pero tal vez ese sea un defecto propio, falta de costumbre de "escucha inteligente"?
ResponderEliminarel concierto estuvo mas o menos bien sólo si consideramos que esa orquesta no puede tocar nada. La versión de atmósferas fue deshilachada y lo de Berio sonó sin dinámicas, para colmo en la obra de Reich fue evidente la desafinación de las cuerdas. Será que hay que elogiar el riesgo de hacer hoy esas obras ?¿¿¿?¿?tan modernas jua jua jua pero la verdad sería bueno que toquen ese tipo de piezas como lo hacen las orquestas del mundo y no tendríamos que perdonarles la vida porque sólo porque son la sinfónica nacional y claro, hay que apoyar Triste destino de repartición municipal sin talento ni entrega que han asesinado a tantos aryistas argentinos que francamente no merecen ninguna consideración. El director no es bueno, hizo lo que pudo y es bastante mérito ya el haberlo intentado, ok, pero no exageremos, apenas correcto en su copia de discos que no podrá imitar
ResponderEliminarGustavo
el concierto de berio fue ajustado y preciso,con errores de diseño de amplificacion y acustica quiza a eso se refiere el anonimo de la poca proyeccion dinamica,pero fue un gran concierto,con una direccion excelente,y buena ejecucion,el ciclo de musica contemporanea es valioso ,tendria que funcionar como disparador para nuevas propuestas,que complementen la programacion.
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