miércoles, 10 de junio de 2009
Impromptus
La música escrita coqueteó desde siempre con la idea, o con el gesto, de la improvisación. Las recercadas de Diego Ortiz, las disminuciones sobre canciones o motetes de la época realizadas por Girolamo Dalla Casa, las Intonazione para órgano de Giovanni Gabrielli y los Preludios que precedían a las fugas o que abrían las suites de Johann Sebastian Bach, jugaban con esa posibilidad de evocar la inspiración repentina en una notación más o menos precisa. Las dos colecciones de Impromptus de Franz Schubert –Op. 90 (D 899) y Op. Post 142 (D 935), de 1827– y los tres Impromptus de Chopin (de 1837, 1839 y 1842), hacen de esa tensión entre escritura e ilusión de espontaneidad un género, con título y todo. La misma dialéctica construye gran parte del sentido del tango. Y tal vez no haya mejor muestra del arte del impromptu que esas catorce miniaturas maestras que Lucio Demare grabó en piano en 1968, a los 62 años años y seis antes de morir, y que se incluyen en Lucio Demare. Sus tangos (Grafisound). No todas las piezas le pertenecen. Allí están, además de "Mañana zarpa un barco", "Luna", "La calle sin sueño", "Malena", "Dandy", "Sentimiento tanguero" y "Mañanitas de Montmartre", "Los mareados", "Nunca tuvo novio", "Nieblas de Riachuelo" y "Gricel", entre otras firmadas por Cobián, Bardi, Mores, Mora y Arolas. Todas, sin embargo, son suyas; las une ese toque de elegancia extrema y un fraseo que sobrevuela el tiempo. Cada tango suena como si esa fuera la primera vez. Como si sonara "de pronto".
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Publicado por
diego fischerman
en
9:32
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Buenas,
ResponderEliminarPor lo que veo se ha reeditado ese álbum, que es una de las mejores cosas que escuché en lo que a tango se refiere.
En su momento (hace más de diez años) me lo recomendó Jorge Andrés, y ese disco, con una tapa horrible, estaba a un precio ridículo en las bateas de Musimundo y otras disquerías.
En particular siento un gran gusto por ese disco y por lo que representa estilísticamente, en contraposición al "tango jazzeado", que en la mayoría de los casos, no pasa de ser un híbrido.
Lejos de cualquier amaneramiento, me parece que lo de Demare presenta rasgos muy definidos, sobre todo en lo rítmico, que es un aspecto comúnmente menospreciado, tanto en el tango como en otros géneros.
No sabía la fecha de grabación del disco. Había leído por ahí que era de 1957 pero se ve que era incorrecto
Saludos
GB
La versión anterior, además de horrible (yo también la tengo) incluía dos temas menos, "La calle sin sueño" y "Luna". Hay otras grabaciones que Demare hizo en piano solo, en los cincuenta, pero hasta donde sé nunca fueron editadas en CD.
ResponderEliminarDesde el "Tratado de Glosas" de Diego Ortiz hasta ahora parecería que existe una pérdida de frescura la música, salvo claro el jazz.
ResponderEliminarEl libro de Ortiz, fundacional en muchos aspectos consta de dos partes. En la primera, la más importante, explica las fórmulas o "yeites" como diríamos ahora, para improvisar sonbre una melodía dada analizando cada tipo de intervalo melódico.
La segunda parte, que es la que se toca, son ejemplos para los novatos de dicho arte de la improvisación.
La escritura musical con todo lo compleja que es, sigue siendo insuficiente para denotar todas las inflexiones o sabores que puede tener una interpretación.
Otro ejemplo, que perduró hasta Beethoven son las cadenzas de los conciertos. Mozart ya escribió algunas.
Sería excelente un acercamiento desde la pedagogía, entre la musica de tradicion escrita y el arte de la improvisacion.
Pasa con algunos musicos que curiosean por el jazz y está empezando a pasar en algunos que se dedican a la musica temprana.