Alex Ross subió en
su blog una serie de recomendaciones acerca de las versiones de las sinfonías de Mahler –doce horas después de que aquí se hablara de la nueva integral de Zinman, como demuestran los horarios de los posts– con la que discrepo. En primer lugar, hay algo que, tal vez, responda a la obsesividad, y tiene que ver con la preferencia de una misma orquesta y director para todas. Salvado ese obstáculo, jamás elegiría la
Quinta de Bernstein, más allá de sus innegables valores expresivos, precisamente por aquello que la hizo famosa: la arbitraria lentitud del
Adagietto (que luego terminó, lamentablemente, imponiéndose como verdadera). En ese sentido, Abbado en su segunda versión, con la Filarmónica de Berlín, me parece preferible (en rigor, todas sus versiones son admirables y, desde mi punto de vista, ejemplares). Y si se trata de versiones "sueltas", entre las que conozco, la
Sexta por Karajan, que Ross no menciona, se me hace inevitable, y no dejaría de mencionar la
Tercera por Salonen.
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