sábado, 26 de septiembre de 2009
111
Hace 111 años nació, en Brooklyn, Jacob Gershowitz. Fue, después, George Gershwin. El New York Times escribió, en 1935, a raíz del estreno de Porgy & Bess, caracterizada por sus autores (George y su hermano Ira sobre un texto de DuBose Heyward) como "ópera folk", "un ruso dirigió un conjunto de extraordinarios cantantes negros haciendo la música indudablemente norteamericana de un judío: eso es Nueva York". Aquí, el propio Gershwin toca "I Got Rhythm" en un film de 1931. Y aquí, el dúo "Bess you is my woman now", de Porgy & Bess, cantado por Willard White y Cynthia Haymon junto a la Filarmónica de Londres, con dirección de Simon Rattle, en una versión filmada para televisión a partir de la producción de Glyndebourne de 1989.
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Publicado por
diego fischerman
en
11:30
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En su casa apenas se escuchaba música, y el pibe se rendía a lo que aparecía en los medios o lo que escuchaban sus compañeros, en especial aquellos que creía los más piolas del mundo y de los cuales ardía en deseos de ser amigo. Así, iba del pop al heavy metal, según soplara el viento.
ResponderEliminarPero un día apareció Gershwin.
Su madre le pidió que le comprara un cassette del Concierto de Aranjuez, para escuchar con el walkman en la oficina (con las canciones de Serrat, eran las únicas obras que su madre escuchaba, una y otra vez). El pibe, consciente de que en esas condiciones era imposible escuchar nada, propuso comprar un cd y un cassette virgen, el primero para la tranquilidad del hogar, el segundo para el caos de la oficina. Bruto como era, compró el más barato que había: un disco doble de una colección de la propia cadena de disquerías (8 pesos!) (8 pesos/dólares, digamos). Mientras grababa el Concierto de Rodrigo, puso, de puro aburrido, el otro disco: ya desde las notas iniciales de clarinete quedó subyugado, durante quince minutos el universo fue solo esos sonidos que salían del parlante. Era la música más rica y maravillosa que hubiera escuchado jamás. Y la escuchó tres veces seguidas, no dejaba de admirarse. Con el tiempo le fue gustando menos Rhapsody in Blue y más Un americano en París, el concierto para piano o Porgy & Bess, y más Ravel o Vaughan Williams, pero es solo un detalle.
Siento un especial afecto por Gershwin. Fue mi puerta de entrada. (La otra fue Piazzolla, pero esa es otra historia).