Gian Carlo Menotti nació en Italia pero fue, sin duda, un compositor norteamericano. Incluso en su pragmática asunción de un ideal italiano de ópera. Como Puccini, Menotti uso desde la truculencia a la vanguardia, cualquier recurso que tuviera a mano para crear sentido teatral. El Cónsul, estrenada en 1950 y merecedora del Pulitzer y la tapa de la revista Time, es una de sus obras más logradas (y el diálogo con Puccini es explícito en la escena en que el jefe de la policía presiona a la mujer del disidente fugitivo, lograda reescritura de la relación entre Scarpia y Floria Tosca). Kafka leído por la Guerra Fría (los interminables e inconducentes trámites frente a la oficina de un cónsul que jamás aparecerá), su tema es mucho más cercano a la experiencia contemporánea que las relaciones non sanctas con prostitutas semi redimidas y tuberculosas o que los viajes eternos de navegantes malditos. Y se está representando en Buenos Aires, en el Teatro Avenida (Av. de Mayo 1212), una producción ejemplar en varios aspectos. La asociación Buenos Aires Lírica ha puesto en escena una versión ascética del régisseur Fabián von Matt, con una impecable orquesta bien dirigida por Javier Logioia Orbe y un excelente elenco encabezado por la notable Carla Filipcic Holm como Magda Sorel y un exacto Hernán Iturralde en el papel de su marido. El sábado 19, a las 20, es la última función.
He’s Making a List, and Checking It Twice
Hace 9 horas
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