sábado, 9 de mayo de 2009

Apostillas a Ornette

1- Siempre sorprenden un poco los lazos entre jazz –o por lo menos el jazz cuando se convierte en "acontecimiento"– y farándula. En el caso del concierto de Ornette allí estuvieron, gritando "Olé, olé, olé, olé, Ornette, Ornette" (aunqué Ole era de Coltrane), Fabián Vena, León Gieco –mi amigo Jorge Fondebrider asegura haberlo visto abrazarse con Daniel Grinbank junto a la ventanilla donde se obtenían las entradas por invitación–, la novia del Cholo Simeone, que alguien mencionó pero cuyo nombre ignoro, y Roberto Pettinato con traje de luces, entre otros.
2- No digo nada nuevo si aseguro que la mente es misteriosa. Ornette Coleman está en su mundo. Siempre fue un excéntrico pero, en este momento, directamente no establece ninguna conexión que no sea con la música. Habla de lo que quiere –y es de sus teorías musicales– y toca. El resto del tiempo parece perdido. Y perdido estuvo durante casi todo un día en que desde los organizadores hasta el propio Ministro del Interior, Aníbal Fernández, temblaron. El miércoles, en que Ornette sería nombrado visitante ilustre de Buenos Aires, el músico desapareció. Nadie se preocupó demasiado hasta que llegó la noche, salvo los funcionarios que sufrieron el plantón, lo que, de todas maneras, no hubiera tomado estado público ya que la ineficiente oficina de prensa del macrismo ni siquiera había difundido el fasto. Pero con el correr de las horas lo pardo devino oscuro. Nada se supo hasta el día siguiente, en que desde una comisaría del Partido de Tigre informaron que el músico estaba allí, comiendo unos restos de puchero con el que los gentiles agentes del orden lo convidaron ante los signos visibles de debilidad. Con su típico lenguaje policíaco sintetizaron: "Tiene dificultades para comunicarse". Deberían haber ido al teatro un rato después.

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