Gustavo Fernández Walker, en
su blog comenta el comentario que,
en el suyo, Pablo Gianera hace acerca de lo publicado por
Tom Service sobre el humor de Haydn. Si faltara alguna prueba en relación con el concepto alternativo de lo risible que campea entre los músicos en general y entre los germánicos y austrohúngaros en particular, alcanzaría con el chiste que hacía desternillar de risa a Ernesto Epstein. Todos los perros de la plaza ladran: "Arff", "Arff", "Arff". Menos uno que se empeña con "Orff", "Orff". Ese perro fue al Collegium Musicum. Bueno, está bien, lo confieso, me lo acabo de inventar.
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