Las vanguardias no lo tuvieron muy en cuenta. Si Inglaterra diseñó una genealogía y una estética propias, basadas más en la valoración de Sibelius que en la de Webern, Nicholas Maw, autor de la sinfonía
Odissey, en que el primer tema del primer movimiento dura lo que toda una sinfonía del siglo anterior, tal vez haya sido uno de los exponentes más claros de esa insularidad. A partir del "descubrimiento" de Sir Simon Rattle (cuando todavía no era Sir y conducía la Sinfónica de Birmingham), que dirigió su
Odissey, del
Concierto para violín que grabó Joshua Bell con dirección de Roger Norrington, y del encargo de la ópera
Sophie's Choice por parte de la BBC y la Royal Opera House –también conducida por Rattle–, tuvo su momento de gloria. Nacido en Grantham, Lincolnshire, el 5 de noviembre de 1935 y alumno de Lennox Berkeley en la Royal Academy y de Nadia Boulanger en París, algunas de sus mejores obras se encuentran en el impensable ámbito de las miniaturas y la música de cámara, por ejemplo sus canciones sobre
La Vita Nuova de Dante y sus
Ghost Dances. Neobrahmsiano a destiempo, el posmodernismo hizo posible su modernidad. El martes 19 de mayo murió a los 73 años.
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