Escribe Pablo Gianera en su blog:
Mozart en el conurbano
En algún eventual, y muy improbable, estudio sobre las tensas relaciones de muchos escritores (singularmente, escritores argentinos) con la música llamada “clásica” –ya no sólo la del siglo XX sino de cualquier época en tanto emblema de la alta cultura–, debería figurar el poema “Música ambiental” del poeta Alejandro Rubio, incluido en el libro Sobrantes (Gog y Magog, 2008):
“En un taller del conurbano
donde piezas obsoletas se acumulan en el suelo
junto a pilas de basura sin identidad
y cuyo único ventanuco pringado de telas
añosas de araña ya pardas deja pasar
un rayo leve, no se escuchará a Mozart.
Mozart es para los grandes teatros
de palcos repletos de escotadas señoras
donde orondas molduras atraen la vista
tanto como el brillo áureo de las joyas.
En un taller del conurbano
donde piezas obsoletas se acumulan en el suelo
junto a pilas de basura sin identidad
y cuyo único ventanuco pingado de telas
añosas de araña ya pardas deja pasar
un rayo leve que ilumina
la cara de una mujer en la pared
no se escuchará a Mozart.”
¿Por qué Rubio pone el foco en Mozart como excusa para exhibir la exclusión social? ¿Creerá en verdad que es para los grandes teatros? ¿Y creerá además que en esos lugares (los palcos repletos de escotadas señoras) se escucha realmente a Mozart? ¿Habrá escuchado Rubio a Mozart?
Hasta allí, escribe Pablo
Y yo comento que conozco a Mozart pero no a Rubio, lo que tal vez no quiera decir nada pero quizá sí. ¿Seré una escotada señora que hasta el momento no ha reparado en ninguna de estas dos condiciones (la señoridad y el escote)?.
No me parece Rubio un buen apellido para hacer culto de conurbanidad, por otra parte. O puede que sí, que de eso se trate. Que el bardo no sea otra cosa que un cabecita rubia culposo.
Lo de Rubio parece ser el prejuicio de prejuicio.
ResponderEliminarSon interesantes los debates que fueron apareciendo en el blog de Pablo Gianera.
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