viernes, 29 de mayo de 2009
La profesión del padre de Jaimito
Guillermo Bazzola me hace acordar, en un comentario a la entrada anterior, un chiste que había olvidado. Por si alguien lee ese comentario y se queda con las ganas, aquí lo cuento completo.
–Niños, hoy vamos a hablar sobre los oficios. A ver, Carlitos, ¿de qué trabaja tu padre?
–Es portero, señorita
–¿Y tu papá, Mariela?
–Es médico
–Jaimito, ¿y el tuyo?
–Toca el piano en un prostíbulo
–¡Ohhh!...
La maestra, ante esa respuesta, decide citar a la madre (el chiste es de una época en que los padres trabajaban y las madres eran citadas por las maestras; no me hago cargo del machismo implícito)
–Señora, disculpe que la haya llamado –dice la docente– pero es que me preocupan las influencias que pueda tener Jaimito. El nos ha contado que su padre trabaja en un prostíbulo.
–Ah, pero no se preocupe, no es cierto. Lo que pasa es que le da vergüenza decir que es crítico de música.
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Publicado por
diego fischerman
en
19:35
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Es evidentemente un chiste de otra época, no tengo ninguna duda, ya que por motivos de estricta seguridad (y en muchos casos mediante el uso de la fuerza pública) las autoridades municipales han prohibido terminantemente la presencia de música en vivo en los prostíbulos.
ResponderEliminarGB
Han llegado a prohibir incluso su ausencia. Y no sólo en los prostíbulos
ResponderEliminarLa ausencia de músicos es siempre bienvenida. Una vez soñé que en cierta ciudad imaginaria del Hemisferio Sur se había promulgado una ley que obligaba a los locales a tener música en vivo, pero un gran movimiento de opinión, en el que participaban muchos músicos, obligó al gobierno a retirar la ley. Así, sin marco legal, el gobierno continuó clausurando lugares en los que alguien osaba siquiera soplar una corneta de cumpleaños. Pero la música siguió sonando, ya que unos extraños seres venidos de tierras lejanas traían unos círculos brillantes como lunas llenas a los que llamaban "CDs truchos". Los dueños de los locales, los funcionarios municipales, los extraños seres y otros que decían ser inspectores (pero no de la municipalidad), fueron felices y comieron perdices mientras escuchaban música pirateada.
ResponderEliminarEn fin, ¡a veces sueño cada cosa!
Saludos
GB